Tras visitar la población siria de Al Qariatayn, liberada recientemente de manos del Estado Islámico (EI), el Patriarca ortodoxo sirio Ignacio Efrén II se encuentra animado por sentimientos encontrados. En una conversación mantenida el viernes con la Fundación Pontificia Internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Patriarca de la Iglesia Siro-Ortodoxia, con residencia en Damasco, declaró que, por un lado, se alegra por la expulsión de las milicias terroristas de esta población —habitada por musulmanes y cristianos—, que ocuparon Al Qaryatayn el pasado agosto. «Se trata, con toda seguridad, de una evolución muy esperanzadora. Pero los habitantes del lugar que tuvieron que huir han llorado ahora al ver qué ha sucedido en su ciudad. Ver esas lágrimas ha sido especialmente doloroso para mí, como pastor».
Según comentó el Patriarca, la infraestructura está gravemente dañada. «Cuando pude visitar la ciudad el viernes, junto con nuestros hermanos católicos, quedé horrorizado por la extensión de las destrucciones. En las luchas han resultado gravemente dañadas muchas casas, en parte o en su totalidad. Y las instalaciones han sido robadas», dijo la cabeza visible de la Iglesia Siro-Ortodoxa. «Especialmente doloroso ha resultado comprobar que las iglesias habían sido deliberadamente profanadas por el EI.Tanto el monasterio siro-católico de San Elías como nuestra iglesia ortodoxa siria fuero profanadas conscientemente. Nuestra iglesia ha quedado incluso aún más destruida que el monasterio».
El Patriarca subrayó que su visita, realizada junto con católicos, es una importante señal. «En tiempos como estos, los cristianos tenemos que mostrarnos unidos.El EI quiere matarnos a todos, independientemente de a qué Iglesia pertenezca un cristiano», dijo Ignacio Efrén. «Mi visita trataba sobre todo de dar esperanza a las personas. Les dije que debían dar gracias a Dios por estar con vida. Las casas y las iglesias se pueden volver a construir; pero una vida perdida, no. Como Iglesia, no nos quedaremos en palabras, sino que ayudaremos también materialmente a la reconstrucción allí donde sea posible. Lo decisivo es la fe de que Dios está con nosotros. Nuestra ayuda es en nombre del Dios vivo».
El Patriarca, sin embargo, reconoció que en situaciones como esta es difícil dar un testimonio cristiano y perdonar también a sus enemigos. «En estas circunstancias no es fácil superar el odio y pedir a Dios el don del perdón. Se necesitará tiempo hasta que la gente esté en condiciones de hacerlo. Esto es humano y comprensible; pero la disposición a perdonar es imprescindible; es una característica básica de la vida cristiana».
En este contexto, el Patriarca subrayó que los sirios tienen experiencia en la convivencia entre las religiones. «En Siria no hay una guerra entre cristianos y musulmanes. Se trata principalmente de terroristas extranjeros, que vienen aquí para luchar en el yihad. Por supuesto que también hay sirios que se han adherido a la ideología yihadista; pero esas ideas vienen desde fuera, sobre todo de Arabia Saudí y del wahabismo allí imperante. La reconciliación entre los sirios de diferentes credos no me parece, por tanto, el problema. Es posible, pues antes de la guerra convivimos en Siria pacíficamente, a pesar de ciertas dificultades. Esa era la Siria que conocíamos».
En relación con los esfuerzos de las Naciones Unidas por encontrar una solución política del conflicto mediante las conversaciones entre el Gobierno y la oposición, el Patriarca comentó: «Si los sirios lo tratáramos entre nosotros, no habría dificultades, creo yo. Pero no somos ingenuos: la dificultad para una solución política del conflicto radica en que hay intereses tanto regionales como internacionales, que se enfrentan unos a otros en Siria. Esto es lo que complica la situación».
Ignacio Efrén II se mostró escéptico en relación con los representantes de la oposición siria que negocian con el Gobierno en Ginebra. «Por supuesto que espero que las conversaciones sean todo un éxito; pero la oposición no tiene allí tantos seguidores como aquí, en Siria. Además hay muchos islamistas entre ellos. Los cristianos —y otros— no queremos vivir bajo dominio islámico». El Patriarca Ignacio Efrén parte de la base de que ya ha abandonado el país aproximadamente el 40 por ciento de los cristianos de Siria, que han huido a los países vecinos o a Occidente. «No me hago ilusiones: la mayoría de ellos no volverá. Si esto sigue así, los cristianos desapareceremos de Siria, como casi hemos desaparecido por completo en Turquía e Irak».
Por esta razón, el Patriarca rechaza una emigración de los cristianos fomentada por Occidente. «El mejor modo de ayudarnos es apoyarnos para que podamos quedarnos aquí, en nuestra patria.Emigrar a Occidente no es ninguna solución. Ser refugiado en Europa no es ninguna experiencia positiva. Uno pierde sus raíces culturales. No es bueno ni para los refugiados ni para las sociedades que los reciben». Tanto en Siria como en los países vecinos hay lugares seguros, añadió el Patriarca. «Para Europa sería mucho más barato ayudar a nuestra gente a que se quede en Siria o a que pase un cierto tiempo en el Líbano o en otro lugar. Sobre todo sería importante apoyar los proyectos de la Iglesia in situ.Estamos muy agradecidos a Ayuda a la Iglesia Necesitada a que siga esta vía y que ayude a las personas in situ. Espero que más organizaciones sigan este ejemplo».
Fuente: www.ain-es.org