En torno al año 250 después de Cristo.
Día de su festividad: 30 de Julio.
Durante el III siglo después de Cristo los cristianos sufrieron un tiempo de persecución bajo el mandato del emperador Decio (desde el año 249 hasta el año 251). Decio, tras su victoria frente a los persas y la incautación de sus territorios, encontró en la zona a muchos cristianos y comenzó a perseguirlos. De regreso a Roma, Abdón y Senén se dice que fueron príncipes o nobles persas (aunque también podían haber sido siervos) que se habían convertido al cristianismo y fueron capturados en las persecuciones de Decio. Decio llevó consigo a los cautivos Abdon y Senén encadenados. En Roma se dedicaron a servir a los prisioneros cristianos y enterrar los cuerpos de los mártires.
Una vez en Roma, y tras convocar a los principales sacerdotes paganos, Decio exigió a los mártires ofrecer sacrificios a los falsos dioses, ofreciéndoles a cambio libertad y honores, pero los dos santos prefirieron la muerte antes que renunciar a nuestro Señor Jesucristo y respondieron al emperador: «Solo ofrecemos sacrificio a nuestro Señor Jesús, por lo cual ofrece tú el sacrificio a tus dioses». Tras esta valiente respuesta, Decio los condenó a ser devorados por las fieras. Los dos santos fueron llevados al coliseo romano para ser destrozados por las bestias salvajes. Primero soltaron sobre ellos a dos leones, y tras esto a cuatro osos, pero las bestias no tocaron a los santos mártires, sino que se tumbaron mansamente a sus pies. Entonces los gladiadores se abalanzaron sobre ambos con más furia que las bestias salvajes, cortando sus cuerpos a pedazos con espadas y cuchillos. Sus cuerpos estuvieron expuestos delante de un ídolo durante tres días para asustar a los cristianos. Por la noche, un valiente subdiácono romano llamado Cirenio (Cyrenius) recogió los cuerpos desmembrados de los mártires y los enterró en su propia casa.
Cuando el emperador Constantino el Grande se convirtió en defensor de la cristiandad, sus reliquias fueron transferidas y enterradas con honores en el cementerio de Ponciano en la Vía Portuense, cerca de las puertas de Roma. Un fresco encontrado en el sarcófago que se cree contiene los restos de los dos mártires los representa obteniendo la Corona de Cristo. Su culto se registró en la Depositio Martyrum, escrita en el año 354.
En el arte cristiano Abdón y Senén son representados en un foso de leones y osos. Son los patronos de los niños y son invocados para obtener una buena cosecha. En un fresco del siglo séptimo en el cementerio romano de Ponciano están pintados dos mártires en ropa persa con los nombres Abdon y Senén. Varias ciudades, sobre todo Florencia y Soissons, reclaman la posesión de sus cuerpos, pero los Bolandistas dicen que descansan en Roma y se conservan en la iglesia de San Marcos.
Fuente: Iglesia Siro-ortodoxa de Antioquía, Archidiócesis del Oeste de Estados Unidos